martes, 28 de mayo de 2013

Evaluación



Últimamente escucho bastante la palabra “evaluación”, su verdadero significado y todo lo que ésta conlleva.
La verdad es que siempre, durante los años que llevo como alumna, que no son pocos, he pensado que la evaluación era llegar a una nota que te califique, dicha nota obtenida del resultado de varios exámenes.
Es más, cuando se acababa los trimestres el profesor nos decía: “Tal día es vuestra evaluación”. Dicho día, los profesores que nos daban clase se reunían y nos ponían una nota.
Y debemos preguntarnos: ¿Es ese el verdadero significado de evaluación? ¿Es necesario poner nota a los alumnos? ¿Es vital ponerles un examen?
Sin lugar a duda, tras haber escuchado hablar tanto del tema y haber leído algún que otro artículo, puedo decir que NO.
La evaluación no estrictamente significa calificar, es más para calificar no es necesario evaluar.
Con respecto a la cuestión de si es necesario hacerles a los niños un examen, obviamente diré que no, ya que como venimos diciendo es una forma clasificar al alumnado. Se le pone la etiqueta de APTO o NO APTO, regido por un examen que simplemente refleja si el niño tiene o no memoria, pero nada más. Aunque algunos se crean que es lo que el niño ha aprendido o no.
¿A caso algunos de nosotros volveríamos a aprobar un examen de 6º de primaria? Quizás no, y no por ello somos unos fracasados.
Se le da mucha importancia a la evaluación, y como dice Gimeno, tal vez arreglaríamos la evaluación quitándola. “A los profesores se le recomendaría que piensen más en la enseñanza y menos en la evaluación”.
Y sí, en mi opinión, lleva toda la razón, porque ¿Se puede medir el aprendizaje? No estamos en cada una de las cabecitas de los alumnos, por lo que no podemos saber lo que han aprendido, sólo podemos hacernos un idea, como bien dice nuestro profesor Miguel, sólo la punta de un iceberg.
Tras todas las cuestiones que se me han ido planteando y tras pensar en este tema, mi grupo y yo le hicimos una entrevista a @hernandezbea (puesta tambíen en el blog de grupo), pedagoga y maestra en una escuela de Madrid.
Fue inevitable hacerle, entre otras, la siguiente pregunta y a la que contestó:
¿Cree que es posible medir el aprendizaje que un niño adquiere?
“El aprendizaje no se puede medir de una manera cuantitativa (nota, puntuación, calificación) porque no es objetivo, ni debe serlo, aunque pongamos mucho empeño en ser  exhaustivos y precisos con los métodos de calificación ya que  el margen de error es mayor del que creemos. Las condiciones de laboratorio no existen  en la escuela,  debido a la inmensidad de  factores externos que influyen en los chicos y que no podemos controlar por lo que los resultados que obtengamos de la mera calificación, siempre en mayor o menor medida, serán imprecisos y superficiales, y sobre todo no cumplirán con el cometido.”
Tras su respuesta, personalmente, me quedo con la idea de que al calificar no estamos siendo justos, pues el aprendizaje no se puede medir, cuantificar. Nunca será un método preciso para saber qué tanto el niño ha aprendido.
No obstante le hicimos más preguntas:
¿Qué significa “evaluar” para usted?
“Evaluar es valorar de forma cualitativa que  conocimientos o aspectos están sólidamente aprendidos y cuáles  débilmente adquiridos e informar a las familias de ello. El proceso no concluye si la intención es formativa.”

Simplemente añadiría que evaluar es mejorar, cambiar, comprender, pues es el desarrollo intelectual, social y moral del alumnado.

¿Es lo mismo evaluar que calificar?
“Donde no llegan los números, empieza la evaluación. No es mía, es de  Don Juan Manuel Álvarez, un instruido en esto de la evaluación”

Con esta respuesta, en mi opinión, se deja claro. “Todo lo que se pueda medir no es educativo”

¿Cree que las notas tienen algún valor pedagógico? ¿Por qué?
“Ninguno, porque no dan información real de la evolución del alumno. Lo que ha aprendido y lo que le falta por aprender, cuáles son sus puntos fuertes y cuáles los débiles, qué sabe ya hacer o en qué se tiene que esforzar aún más.
Las notas indiscriminadas, muy al uso lamentablemente en las escuelas, rompen con el sentido esencial del aprendizaje de disfrutar con el gusto por saber. Con la calificación además irrumpe la competición.”

Tras esta acertadísima respuesta de nuestra entrevistada me gustaría hacer un inciso. Ya sabemos que las notas no son educativas y no tienen ningún valor pedagógico, pero la realidad lamentablemente es otra.
Si un docente no pone nota, o no hace un examen, las familias lo tachan de flojo, irresponsable y de no enseñarles nada a sus hijos. Tenemos el concepto de examen tan normalizado que si rompemos con él nos espantamos.
Estamos acostumbrados a que nuestros padres, al menos desde mi experiencia, nos digan: “¿qué pasa que no tienes examen o qué? Ponte a estudiar.”
Nos han inculcado, no digo los padres sino la sociedad en general, que la meta es la nota, olvidándonos de aprender por el mero gusto de saber, adquirir conocimientos para formarnos como personas y crecer desarrollándonos en todos los ámbitos (sociales, cognitivos…). Pues en mi opinión, la cultura te hace más sabio.
Deberíamos salirnos de la normalidad y prepararnos para el cambio, pues espero que esta mentalidad cambie y para ello, debemos estar preparados.
-¿Sería posible no poner notas en la enseñanza obligatoria?
“Posible no, sería necesario por eso mismo, porque es obligatoria. A no pocos  (y cada vez son más, desafortunadamente) les obligamos a estar en un sitio donde no quieren, después les  etiquetamos intelectualmente  y además les pedimos que no pierdan la sonrisa incluidos los que salen peor parados. ¿Cuál es la lógica? ¿Crear jerarquías? ¿Es esa la misión de la escuela? ¿O posibilitar el mayor número de aprendizajes con verdadero valor educativo?”

Yo, personalmente estoy de acuerdo con nuestra entrevistada, al menos en la enseñanza obligatoria no deberían existir las notas.

Antes de acabar, me gustaría mencionar el aprendizaje por proyectos. Una manera distinta de aprender, saliéndose de lo tradicional, el examen.
El aprendizaje basado en proyectos permite al alumno tener un papel activo, dejando de lado al alumno pasivo que simplemente se limitaba a recibir información.
Se permite también el intercambio de experiencias, pues cada alumno al participar en su propio aprendizaje tiene en cuenta sus experiencias y sobre todo en este tipo de aprendizaje se pone de manifiesto la importancia de la cooperación e intercambio de opiniones, ya que los proyectos se hacen en grupos, en los cuales deben ponerse de acuerdo para entre todos llegar al objetivo: aprender disfrutando, de una manera no tan aburrida como era la de memorizar un libro, que entre otras cosas, no llevaba a ninguna parte.

1 comentario:

  1. Buen trabajo, Coral. La verdad es que más bien tarde, pero bien hecho. De lo que no tengo ninguna noticia es de la entrevista completa y lo que hayáis hecho en ella en el grupo. Nadie me ha dicho que ya esté subido ese trabajo al blog...
    Tu resumen es bueno. ¿De verdad le habéis preguntado si "¿Sería posible no poner notas en la enseñanza obligatoria?" ¿Qué pregunta es ésa? ¿Acaso no sabéis de sobra que es posible, que de hecho esa es la práctica habitual? ¿No querríais saber si es posible NO poner notas...?

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