martes, 12 de marzo de 2013

“Cuanto más llenas estén las escuelas, más vacías estarán las cárceles”

Tras leer esta frase que vi en el facebook de nuestro profesor Miguel Sola me paré a pensar detenidamente en ella y me pregunté: ¿Es la escuela responsable del comportamiento futuro de los niños? 
En la calle se suele escuchar, por ejemplo cuando un adolescente roba, que es culpa de los padres, que sus padres no supieron educarle, y digo yo: ¿dónde estaba la escuela mientras ese niño estaba adquiriendo valores no educativos?
La escuela es una institución que tiene mucho poder sobre un niño, ya que es un lugar en el cual éste pasa los años más importantes de su vida. Años en los que deben aprender lo que está estipulado como bien y lo que está considerado como mal.
Los profesores son, aunque algunos escurran su culpa, responsables de parte de la educación de un niño.
No le quito razón a las habladurías que se dice, pues los padres deben educar, pero si lo hacen mal o simplemente no lo hacen (sea cual sea el motivo)...ahí la escuela tiene la obligación de actuar. No solo está para enseñar.
Muchos de los niños que acaban delinquiendo fueron marginados en las escuelas, etiquetados como "los torpes", "los problemáticos", "los que no sirven para estudiar". Niños que se decía de ellos cosas como "si no estudia es porque no le da la gana" o porque "es un flojo".
Y yo me pregunto: ¿Quién dice quiénes sirven o no?
La respuesta no es otra que la escuela. Es la escuela quien se empeña en clasificar a los niños en válidos y no válidos y es ahí, en ese momento, cuando empiezan las consecuencias.

Muchas veces, en los centros escolares, un maestro está tan pendiente de enseñar a sus alumnos los conocimientos teóricos (lengua, matemáticas..etc) que se olvidan de sus necesidades. Y esto no es para un fin de la escuela pues como bien dice José Manuel Esteve en uno de sus artículos: “Los profesores consideran que su responsabilidad debe limitarse a la enseñanza de las materias de estudio. Olvidan que la escuela debe enseñar también las normas generales de la sociedad” (2003).
Bajo mi juicio, resultaría artificial separar demasiado la educación afectiva de lo perteneciente a la educación de las relaciones interpersonales.
Un buen docente no debe ceñirse a su temario, debe estar atento a las necesidades de sus alumnos, hablar con ellos, entenderlos, aconsejarles. En definitiva, interesarse por su vida personal, pues quizás tengan algún problema que sea importante conocer.
Tal vez los niños que etiquetamos como “rebeldes” sean los que más ayuda necesiten por parte de la escuela.
Es mucho más fácil pasar de ellos y decir que la educación es cosa de la familia.
Casos así tenemos a diario y creo, es más, sé que la escuela puede hacer o cambiar el comportamiento de un niño. Hacer que un niño sea un buen ciudadano y deje atrás sus miedos y problemas para tener un futuro más favorable.
Jorge Bucay en su artículo Sanar las heridas cuenta una experiencia personal que en mi opinión no debe pasar desapercibida. Su vivencia es la siguiente:
Un día iba con un amigo por la calle cuando vieron a un perro herido. El amigo se acercó a ayudarlo y le mordió. Automáticamente su amigo exclamó: ¡perro desagradecido!. El autor contestó: “No ha intentado morderte por maldad ni por falta de gratitud. Muerde porque está herido”.
Llevado este ejemplo al ámbito escolar no quiere decir otra cosa que toda actitud o comportamiento tiene un motivo en el cual deberíamos pararnos a analizar. La totalidad de nuestras actitudes tienen su origen en heridas de otro tiempo: traumas, golpes, abandonos y vejaciones de las cuales fuimos víctimas cuando todavía no podíamos defendernos, cuando ni siquiera podíamos terminar de comprender lo que nos estaba pasando.
Debemos ser conscientes de que los problemas de una persona vienen de atrás, de la infancia, época en la que la escuela tiene una gran responsabilidad e influencia sobrela persona.
Para todos los que digan que la culpa es sólo de los padres, debo decir que no. Si la escuela presta atención a tiempo a las necesidades del niño y a pesar de ello no puede cambiar su conducta y hacerle ver que va por mal camino. Entonces, en mi opinión, la escuela habrá fracasado.